La comarca vinícola malagueña

La finca, de 2.5 has en propiedad, se localiza en Sedella, pleno corazón de esta histórica comarca vinícola malagueña. Los relieves de prelitorales de este ámbito se asoman al mediterráneo presentando fuertes pendientes y unos suelos esquistosos, raquíticos y pobres en materia orgánica. Este peculiar sustrato obliga a la vid a desarrollar un potente sistema radicular para poder sobrevivir, aportándole una característica mineralidad a sus vinos.

La secular viticultura de esta comarca se ha basado históricamente en uvas autóctonas como la Romé, la Garnacha Tinta, la Doradilla, la Pedro Ximén o en la predominante Moscatel de Alejandría. Este proyecto cuenta con viñedos viejos de estas variedades plantados en 1940, ubicándose en la parte más alta de esta zona, a unos 750 metros de altitud. El respetuoso trabajo en campo se realiza bajo manejo ecológico, con una mínima intervención y manteniendo el empleo de técnicas tradicionales como el arado con animales de tiro o el abonado orgánico.

Terruño, técnica y trabajo

La producción de estos vidueños viejos es muy reducida, llevándose a cabo una vendimia manual y seleccionada. El proceso de vinificación combina técnicas enológicas modernas con otras tradicionales en su apuesta por la elaboración de vinos ecológicos artesanales, con fermentaciones naturales. Para ello se emplean indistintamente tanto las crianzas en barrica como en tinajas y trujales de cemento y barro.

La bodega, obra del arquitecto Paco Varela, se emplaza en pleno viñedo, combinando en una renovada visión de la arquitectura vernácula, su integración paisajística y una funcionalidad productiva sobresaliente. Los vinos de esta bodega destacan por su calidad y originalidad, siendo reflejo de los principios de este proyecto: Terruño + Técnica + Trabajo (TTT).