Para quienes les preocupa su peso o están tratando de evitar ganar kilos, compartimos algunos motivos por los que beber vino puede ser un aliado para una dieta saludable.
Existen muchas nociones contradictorias sobre la relación entre el vino y el peso. A quienes les preocupa su peso, o están tratando de evitar ganar kilos compartimos algunos motivos por lo que beber vino puede ser un aliado para una dieta saludable.
Es tanta la información en investigaciones, artículos y opiniones, que cuesta tomar la decisión de cambiar nuestros hábitos alimenticios y lo que conlleva. En este sentido, conviene tener en cuenta la cantidad de calorías y carbohidratos en una copa de vino y no solo para verse bien, sino también para mantenerse saludable.
Wine Spectator, la prestigiosa publicación de referencia obligada para el sector vinícola internacional, ha investigado la ciencia detrás del vino y el peso para comprender mejor cómo mantener un estilo de vida saludable sin renunciar a su bebida favorita.
Cuántas calorías tiene una copa de vino.
Es difícil saber exactamente cuántas calorías estamos consumiendo con cada sorbo, y el recuento final puede variar mucho. Para tener una idea una copa de vino de 150 ml con un 12 por ciento de ABV (alcohol por volumen) contiene 14 gramos de alcohol. Sabiendo que 1 gramo de alcohol contiene 7 calorías, cada copa de vino de 150ml contendría 98 calorías. Así cuanto mayor sea el ABV de un vino, más calorías consumes.
Además debes tener en cuenta la cantidad de carbohidratos que aporta el vino es de 4 calorías por gramo, incluidos los azúcares. Un vino de mesa suelen tener 4 gramos, pero un vino de postre de 90ml puede registrar 12 gramos.
Por otro lado, los carbohidratos se descomponen en glucosa en el cuerpo, que se quema fácilmente cuando se usa como energía, de lo contrario, la glucosa que termina almacenándose lo hace en forma de grasa. A pesar de eso, existen numerosos vinos entre los de consumo bajo en carbohidratos.
En general, cuanto más dulce sea el vino, mayor será el contenido en carbohidratos; los tintos y blancos secos, suelen ser excelentes opciones bajas en carbohidratos. Además, conviene ser conscientes de la cantidad que estamos sirviendo, cada mililitro extra de vino añade calorías y alcohol adicionales.
Desde otro punto de vista, el alcohol irrumpe el proceso metabólico. Se trata de una toxina que el cuerpo no puede almacenar como nutriente, proteína grasa ni carbohidratos. En cambio, el cuerpo prioriza el proceso de metabolización del alcohol, lo que significa que será menos probable que los carbohidratos se quemen, por lo que serán almacenados en el nuestro cuerpo como grasa.
La diestista Tanya Zuckerbrot fundadora de F-Factor Diet afirma que "son los otros alimentos que está comiendo los que se pueden convertir en grasa cuando bebe demasiado… La solución es no tener carbohidratos en el estómago. Cuando mis clientes beben alcohol y lo combinan con proteínas y verduras, que son alimentos bajos en carbohidratos, es casi imposible aumentar de peso".
¿Dónde encaja el vino en una dieta saludable?
Una copa de vino promedio carece de colesterol y grasas, y también es baja en sodio, tres componentes que probablemente deseas evitar al controlar tu peso y salud en general.
Sin embargo hay mucho mito alrededor del vino y sus propiedades como que equivale a una hora de gimnasio; que es bueno para el colesterol; mantiene la piel joven; o que mejora la función cognitiva del cerebro. El vino es un buen aliado para controlar nuestro peso, pero la realidad es que una dieta saludable no dependerá de nuestro consumo de esta bebida, sino que debemos tener en cuenta otros factores.
El vino tiene beneficios sobre el corazón gracias a los polifenoles, a los cuales pertenece el resveratrol. “En principio el resveratrol es una sustancia saludable que se ha asociado sobre todo con una reducción de la inflamación relacionada con la aterosclerosis… la aterosclerosis, las placas que obstruyen las arterias del corazón, tienen un componente muy importante de inflamación”, afirma el doctor Alfonso Valle, vocal de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), jefe del Servicio de Cardiología del Hospital de Dénia y cardiólogo en el Hospital Casa Salud de Valencia. El consumo de vino debe ser moderado, en este sentido añade el doctor “si un paciente ha tenido un infarto y no bebe nada, no le induzco a que beba vino. Lo mismo pasa con un paciente que tiene más riesgo por la edad o por ser fumador”.
En conclusión, no conviene confundir el efecto que puede tener el resveratrol como antinflamatorio con los beneficios del alcohol en general.
En 2012, la OMS publicó un documento en el que apuntaba los daños del alcohol en el sistema cardiovascular. En este sentido contemplaba que el efecto protector del consumo moderado tiene que ver con el nivel social y saludable más alto de las personas que beben de manera moderada. La Unión Europea también advierte que “un consumo moderado de alcohol aumenta el riesgo a largo plazo de sufrir cardiopatías, enfermedades hepáticas y cáncer”.
Además, el consumo de vino no disminuye las incidencias coronarias. “Esta asociación directa de que beber vino produce menos infartos no es correcta. Hay muchas otras causas: el sedentarismo, la coagulación, la diabetes o el colesterol”, resalta el doctor Valle. En relación al colesterol, «se ha demostrado que el resveratrol sube un poco el colesterol bueno, el HDL« e insiste, sin embargo, en que no debemos beber vino para elevar este tipo de colesterol.